MIS LIBROS

  • .Patrias Perdidas
  • Algún amor que no mate.
  • Cachorros de nadie.
  • El mundo de Sofia.
  • La soledad de los números primos.
  • Los aires dificiles

domingo, 10 de octubre de 2010

UN GRITO POR LA VIDA

Me llamo Juan.

Llegué a Estados Unidos hace 10 años, con una maleta llena de ropa y una mochila cargada de ilusión. Salí como tantos otros compañeros con la intención de encontrar no sólo un futuro mejor para mí, sino para toda la humanidad.


Me dedico, bueno me dedicaba,- aún no asumo que nada queda de mi vida-, al estudio del cáncer de mesotelioma. Un tipo de cáncer mortal al que aún no hemos conseguido encontrar cura.


Amo la vida, y a pesar de encontrarme donde me encuentro, sigo amándola con todas mis fuerzas. He dedicado cada segundo de mi existencia a intentar comprender al ser humano, a cada una de sus células, a combatir  el deterioro prematuro, cruel y despiadado de nuestro organismo.


Me llamo Juan y soy amante de la vida. Me llamo Juan y amando como amo la vida, me aferro a una decena de minutos con la esperanza de que el último aliento no llegue. Me aferro a oír el grito de la humanidad proclamando su error. Espero y esperaré hasta el último segundo el grito por la vida.


Vienen a por mí.


Oigo el desquiciante y corrosivo ruido de puertas deslizándose. Los pasos de personas que nunca amaron la vida ni al ser humano se acercan. Creo que es miedo lo que siento. Aunque quizá sólo me queden reflejos de lo que en otra vida sentí.


Una sotana se planta delante de mí. No, no quiero odiarle, no quiero odiarle. Amo la vida y no voy de dejar que me inunde el odio. Me habla de perdón, y de Díos y de amor y de paz. Que sabrá él de amor, si hasta su ropa es negra como negro es el odio.


En volandas me llevan por el largo pasillo.


Mi corazón bombea estrepitosamente, los poros de mi cuerpo empiezan a sudar, mis músculos se tensan, tengo miedo, estoy aterrado. ¡Los odio!. ¡No, no voy a dejar que ganen!. Amo la vida y no me van a arrebatar lo único que me hace superior a ellos.


Me acuestan en la camilla.


¡No oigo el grito por la vida!. Se acaba, todo se acaba. ¡No puede ser, tiene que pasar algo. Una llamada, un alarido, un cambio de planes!.


Oigo llantos, llantos que vienen de fuera. No por favor no lloréis, no os deis por derrotados.

Me atan.


Aún se puede dar marcha atrás. Amo la vida y hay millones de personas como yo, que han amado y siguen amándola.


Sacan una inyección.


Todo se acaba. Nadie grita, tan sólo oigo susurros de llantos apagados, lamentaciones entrecortadas, pero nadie grita por la vida.


Noto el veneno entrar por mi vena. Todo se acaba.


Le soltaron y empezaron a taparle con una sabana, mientras el cura con voz monótona entonaba un padre nuestro.

Me llamo Juan, amo a la vida y dentro de 15 minutos me ejecutaran.

El 'corredor de la muerte' de la penitenciaria de Angola, en Lusiana.

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